EL APROBADO DE UN COMIENZO

Esto es excepcional en los dos sentidos“, decía Jero Romero al público de la sala Joy Eslava el pasado sábado, 20 de abril, como muestra de gratitud, no sólo por el concierto, sino por el largo camino que le había llevado a estar ahí en ese momento. Un año y un día después, se subía a otro escenario madrileño diferente al que pisase aquel abril de 2012 para presentar en la capital su primer álbum en solitario y en castellano, Cabeza de León.

Su paso por los festivales españoles más relevantes -como el FIB, el Low Cost y el Sonorama como culmen-, así como por las salas peninsulares más significativas a través del programa Girando por salas le han reportado esa consagración que él buscaba con su nuevo rumbo, alejado ya de The Sunday Drivers. En Joy Eslava sonaron al completo todos los temas de su primer disco en solitario, producido por 700 mecenas que le dieron 18.320 euros en menos de 48 horas. Un ambiente muy íntimo con una tenue luz azulada hacía que Túmbate sonase más personal aún. Enseguida el recital se animaba con la consecución de Las leves y Haciendo eses.

Llegó el turno de los nuevos temas: Narciso, el cual ya se había podido escuchar en varios directos, Columpio y Ventana, con Reloj de Sol intercalada. Suenan bien sus nuevas composiciones, mantienen ese aire de cotidianidad de sus composiciones, que verán la luz antes o después: Sí, habrá segundo álbum. El cuándo, no se sabe. El repaso al primer y único trabajo de la banda –porque no lo neguemos, Jero Romero ha encontrado en Amable Rodríguez, Nacho García, Alfonso Ferrer, y sobre todo, en Charlie Bautista, una banda excepcional, que hace que sus temas suenen a la perfección en un directo muy cuidado, tan mimado como un trabajo artesanal perfectamente ejecutado-, pasó por completarse con el resto de temas del disco. De este modo se encadenaban con despuntes rockeros en varias ocasiones Ya te lo decía yo, Correcto, Cabeza de León y Devolverte, precedida por el último de los nuevos temas que se pudieron escuchar, Caer de pie, y sucedida por una versión de Standstill del tema Adelante, Bonaparte. Y cómo no, llegó el momento de oir Señor Gigante, puede que lo más aclamado de todo el directo, que hizo ver que el público de Jero Romero no es como el de muchos otros, que acude a pasar el rato mientras charla. En este caso los silencios eran respeto y las palmas y los coros, entrega y admiración.

Hora de los bises, con Deshinibida y El as, quizás más lentos, pero supieron ser reinterpretados para animar hasta al menos motivado. Parco en palabras durante casi todo el show, Jero agradecía de este modo, con su música, todo el cariño recibido durante todo este tiempo. Se despedía con ganas de volver pronto y esperando que no se hubiese cumplido esa profecía que dice que los peores directos de las bandas son en Madrid. Aprobó con nota.

 

Texto: María Cuevas

Fotos: MC y JC

 

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