Que bueno encontrar hornadas de gente tan joven que apuestan por el conocimiento, por la calidad a fuego, frente al imperio de la música que en nuestros días se torna fast-food de compás marcial vendiéndose a ritmo y platillo como avant garde instrumental. Sólo la sencillez de la portada de nuestros “Barrunto” ya denota que estos tipos se la dan con queso a cualquier propuesta que en este país se acerque a su territorio.
Caleidoscópicas influencias que para cualquier oyente pueden pasar desapercibidas aparecen ante nuestros oídos frescas e impolutas. Yann Tiersen, Beatles o incluso Pixies parecen pasearse sutilmente, de puntillas, y mas allá de la música tradicional entre los surcos de su nuevo cd. Unos tipos que hacen las delicias de melómanos sin categorías con una decena de canciones que convierten su recién estrenado “Entropía” en una joyita que se pasa en un plís y que nos transporta a parajes montañosos y ariscos, con sus luces y sus sombras.
Composiciones propias centradas en el violín, la percusión y por supuesto el acordeón que distan años luz de la imagen casposa y odiosa que hizo que hacer música folklórica, véase popular, se convirtiera en poco mas que un despropósito en Benidorm. Quizá el título del álbum con o inconscientemente se deba a esa ansia de transformación, de evolución con la que ésta nueva generación de intérpretes y compositores quiere dotar al género.
Javier J. Rolo y Pedro Lópeh, violinista y acordeonista respectivamente junto con el clarinetista Eugenio Simoes y Marcos A. García a la percusión, se marcan una colección de canciones tremenda. Desde sus “Opening” y “Closing” pasando por las espectaculares “Fuga” o “Nightmare” le dan su personal giro a los ritmos balcánicos, klezmer, vascos o puramente clásicos. Pero sin renunciar con desparpajo y gusto a empastar pasajes de Albéniz, Kroke, Piazzola o Phillip Glass de los que extraen su mejor parte. Ahí es ná.
Para este dúo compositivo no es extraño actuar en festivales como Womad, Primavera club o Faraday ni introducir sus arreglos en bandas de trayectoria constrastada como Le Voyeur Méndez o los Pájaro Sunrise de Yuri Méndez por citar algunos ejemplos a lo largo de su dilatada trayectoria en directo.
Producido por el tándem Kike Eizaguirre-Iván Domínguez y mezclado y masterizado por el propio Yuri estos cacereños que bien podrían pasar por macedonios de pura cepa facturan un disco que podría estar por igual en la estantería de Emir Kusturica, Vinicio Cappoccela o Goran Bregovic sin coger una mota de polvo. Hazte un favor, sigue al futuro y búscalo.
En breve, tendrás disponible una entrevista con los aludidos aquí, en La Casa con Ruedas. Mientas tanto puedes pasarte por www.barrunto.es o buscarles en por las diversas redes sociales. No te arrepentirás. Stay tuned!
Miguel Ángel Ortiz