CORIZONAS –THE NEWS TODAY

Cogí el urbano aquélla noche fría de noviembre y me bajé minutos después en una rotonda oscura a las afueras de la ciudad. Lloviznaba sin parar y bajo las farolas de las últimas calles caminé hasta alcanzar el neón amarillo de la Disco Club Red Queen. Era una gran mole de hormigón rojizo con vetas de metal que simulaban el rostro de un buda. En medio de aquella noche cerrada de invierno parecía un escollo perdido en la inmensidad del océano. Llegué a la puerta y pasé por la taquilla. Atravesé también el control pertinente de los tipos de seguridad y entré a un espacio cálido y amplio, con lámparas de luz anaranjada en las esquinas y alfombras persas y de cuero, que trepaban por las paredes hasta el techo. Un público disperso esperaba el comienzo y me acerqué sin prisa a la barra para pedirme algo de beber.

Aquel día una tos terca me estuvo acompañando todo el rato y la cerveza helada que engullía de sorbo a sorbo me alejaba de la cura. La ocasión merecía el esfuerzo, pensaba con insistencia. No quería perderme esta oportunidad. Arizona Baby y Los Coronas iban a presentar su nuevo disco “The News Today” (Subterfuge, 2011). Doce temas propios bajo el antifaz rebautizado de Corizonas, un trabajo excelente que corroboraba sin rodeos el éxito de dos grupos que se habían unido en un proyecto común, listos en ese momento para abrir fuego a mansalva y despertar o liquidar definitivamente nuestros ahogados y contritos corazones.

Aún recuerdo los primeros acordes de la maravillosa “Run to the river”, la trompeta fronteriza de la instrumental “El Rancho”, la voz de Javier Vielba cantando ya al más puro estilo Corizonas “Hey, hey, hey, I can´t believe what they just said”, el ritmo frenético de “Hotel Room” o las guitarras cañeras de “The Falcon sleeps Tonight”. Y también al gran Fernando Pardo luciendo su estratocáster roja, hablándonos, entre canción y canción, de cómo superar los cursos en una supuesta escuela de rock y sus comentarios graciosos.

Horas después, en la cama, no podía conciliar el sueño. El catarro no me dejaba en paz, pero en mi cabeza, una vez y otra, rebotaban aún con fuerza las canciones de los Corizonas. Cerraba los ojos y veía el acompasado baile de Javi Vacas y David Krahe con ese gesto tan chulo de unos vaqueros eléctricos, o a un “Loza” moliendo la batería en estado de gracia. La magia, en todo caso, de una gran banda de rock and roll. Y así fue como, poco a poco, me fui quedando dormido.

Julio Demonio

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *