AJUSTANDO CUENTAS CONTADAS CANTANDO

Hay canciones que son tristes de nacimiento. Otras se hacen en el camino que recorren en el directo o que le marcan los hechos que las envuelven. Hay una variedad de  canciones que pueden parecer estar alejadas de éstas y ser tachadas de un “simple” enfado del autor ante cierta situación. Sin embargo, en cierto modo ese enfado no es más que la vía de canalización que toma la tristeza. Una manifestación que  puede considerarse más escéptica o malvada incluso, por desencadenar otros sentimientos mucho más racionales como pueden ser el rencor, la rabia o la violencia premeditada en lugar de la añoranza, el deseo o el dolor como lugares comunes a los que tanto nos encanta recurrir y que recurran nuestros músicos. Este aparente enfado no es otra cosa que  tristeza ante la decadencia. Ya sea de una relación, de muchas relaciones- demasiadas, quizás-de una sociedad o del propio individuo. Es, por llamarlo de algún modo, un ajuste de cuentas que el músico necesita contar cantando.

En algunas ocasiones, seamos sinceros, estos ajustes de cuentas se producen por causas infinitamente alejadas de las anteriores o simplemente porque sí.

Claro está que luego existen las canciones que llevan directamente a un  auténtico enfado irrisorio, que llamo yo. Es aquel producido por la incredulidad que produce en la persona escuchar un tema más propio de un scketch de humor o de una chirigota de carnaval. Evitaré los Bebe-ejemplos.

El caso es que he recuperado cuatro muestras que últimamente han llamado mi atención. Son, o por lo menos mi libre interpretación así lo explica, ejemplos de cómo un sentimiento de enfado puede tratarse de distintas formas que en ocasiones llegan a lo sórdido como es el caso de “Camino a L.A” de Zahara, otras veces pueden parecer una anécdota o excusa para crear una bonita canción con bonita música como “El Centro” de Los Últimos Bañistas, pueden seguir los tintes Dylanianos y de llamada a la reflexión de “Las Ratas y los Piojos” de Alfa o bien rescatan la violencia y la mala leche de “Libres” de Látigos Calientes.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=aDw7cFZNkng[/youtube]

El primer ejemplo, “Camino a L.A” se trata del décimo corte de La Pareja Tóxica, de Zahara. Es una muestra más del cambio de sentido que ha tomado la música de Zahara en su segundo disco. No sabemos si relaciones convulsas , ficticias o no, han servido de inspiración a la autora , pero lo que está claro es que en fragmentos de la canción como “Hace tanto que perdí la calma, que encontré la rabia esperando(…)me enseñaste una vez que el dolor es mejor si genera violencia” la rabia, el rencor, la perversidad ,la sexualidad  y también el enfado se mezclan y desencadenan sentencias como “quisiera reventarte bajo mis pies, quisiera volarte la tapa de los sesos, bañarme con tu sangre, beberme tus excesos, no dejaré que nadie te salve del infierno”.

Con una música alejada del tenebrismo de la anterior pero con un mensaje enfadado también,  rescato “El Centro” que corresponde a  Los Últimos Bañistas. Es sin duda el ejemplo de que el buen pop de estribillos y letras pegadizas también puede servir para protestar. Los murcianos, que incluyen esta canción en su primer disco homónimo, hablan de “no ver las cosas como nos dicen que son”, de “frases que vuelan con mensajes” aunque no se sabe muy bien dónde ni cómo llegan. Me quedo con el estribillo: “Y cuando logren entender que no todos somos de papel, si dicen vamos, no me iré, aún me queda mucho por hacer”.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=x2jN5rPiTwA[/youtube]

El siguiente ejemplo es el que más se ciñe a una canción protesta como tal. Es quizás, porque, como ha confesado su autor en alguna ocasión, el tema fue escrito en una época en la que escuchaba mucho a Bob Dylan. Eso unido a la situación política-social que estamos viviendo en estos momentos desencadenó  “Las Ratas y Los Piojos”, canción que Alfa incluye en  22 de Octubre, su primer trabajo en solitario. En ella se habla de abusos, de opresión y de soberbia de unos gobernantes a los que les hemos dejado gobernar demasiado. “¿Qué empujó a las ovejas del rebaño a querer comportarse como gente?” se pregunta el músico de Alameda de Osuna que no aburre con su verborrea y sentencia en el estribillo: “Ahora tienes un problema colega, la soberbia  te ha estallado en los morros (…) ¿Quién te iba a decir que te plantarían cara las ratas y los piojos?”.

Cuentan Látigos Calientes en “Libres”, séptima canción de Señoras y Señores , su primer disco : “primero nos alimentaron y ahora no nos pueden parar, la sangre de la carne que masticaron corre por mis venas y quiero decirte que hoy me siento violento”. Todo esto se aleja del sonido crudo y acompañado de armónica del tema anterior, para verse arropado por guitarrazos que son capaces de transmitir la violencia de la que hablan. Dicen que en su destino no hay gloria ni muerte, hazar ni suerte y que necesitan amigos, amigos que se atrevan a decir “somos libres” . Ya sabes lo que dicen, sólo no puedes, con amigos sí.

MMC


 

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