RAFAEL AMOR – SALA CLAMORES – 23DIC11

El pasado 23 de diciembre de 2011 el mítico cantautor argentino Rafael Amor dio un repaso a algunas de las canciones más emblemáticas de su carrera reciente y pasada, salpimentadas, como no podía ser de otra manera, con toques de humor porteño entre canción y canción que hicieron las delicias del público.

Lleva ya cuarenta años sobre un escenario; cuarenta años de lucha, de buscar la coherencia y la dignidad. Cantor comprometido como pocos, se ha mantenido fiel durante toda su carrera a los ideales más universales, sin vender su figura ni su arte a los intereses del mercado. Esto le ha restado quizás cierta popularidad ante el gran público, pero le ha proporcionado una credibilidad que muchos otros han ido perdiendo con el paso de los años. Y es que es difícil predicar con el ejemplo. La mera existencia de Rafael Amor y su supervivencia artística en el mundo de hoy, debería hacer avergonzarse a tantos y tantos artistas que enarbolan una bandera con la que luego se limpian (no diré qué), vociferando un discurso izquierdoso-social que ni ellos mismos se creen, mientras viven dentro del sistema y la mercadotecnia, o en la opulencia más arrogante, alejados diez mil pies por encima del pueblo al que supuestamente cantan. Rafael Amor no es uno de ellos. Puede cantar sobre ciertas cosas sin sonrojarse y alzar bien alta la frente, orgulloso de un legado de música y poesía al servicio de la belleza y de la verdad.

Cada año suele visitar tierras españolas para recorrer su geografía dejando algo de su arte en cada sitio donde actúa. Asiduo de los locales madrileños, donde ha vivido 35 años (hace 5 años que regresó a la Argentina, donde fue galardonado el año pasado con el premio Atahualpa), esta vez fue la sala Clamores la encargada de dar cobijo a la voz del viejo poeta. Arropado por un público fiel que aplaudió sus ocurrencias y le dio su cariño en todo momento, fue desgranando canciones espléndidas como “La camiseta”, “En el camino”, “Por la libertad”, “Yo seré tu compañero”, “Violetta” y algunos grandes clásicos que no podían faltar como “No me llames extranjero” y “Corazón Libre”. Se acompañó únicamente de su guitarra y fue narrando con buen humor sus historias del camino entre canción y canción, chanzas que conforman un anecdotario singular y que reflejó hace años en su libro “Viajuras”, al que le ha seguido otro nuevo libro titulado “Sueños e insomnios”. También contó con la presencia de su hijo Salvador, que le acompaña a veces en bolos y grabaciones, con el que cantó algún bonito tema como “En la primavera (muchacha querida)” y que se reveló como un gran cantor, con una voz portentosa, y un buen compositor, como demostraron las canciones que nos presentó cuando se quedó sólo ante el público (que no ante el peligro). Volvió a salir de nuevo Rafael para continuar el concierto y culminó con éxito la noche, aunque me hubiera gustado escuchar alguno de esos largos poemas que a veces recita él sólo, sin acompañamiento musical, como “El perro cojo” o “El loco de la vía”, de esos que se te saltan las lágrimas y te ponen el vello de punta; esos que no he escuchado recitar a nadie como lo hace él.

En definitiva, una gran noche que pasamos todos los allí presentes en compañía de un personaje entrañable al que le deseo desde aquí muchos años de vigencia. A los que aún no lo conocen, les recomiendo que vayan a verlo en directo en cuanto tengan ocasión, porque no se arrepentirán en absoluto.

Arturo Córdoba Aguirre

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