¿Quién es y de dónde viene?: Pablo Galiano, que a los 15 años comenzó a tocar la guitarra y a entusiasmarse con Lou Reed, nunca tuvo claro que quería dedicarse a la música. Fue con 18 cuando se planteó aprovechar su potencial y lanzarse a tocar. Desde entonces -ahora tiene 34 años-, ha pasado por bandas como Perros de Paja, Blu Culebra o Le Punk, pero nunca como voz principal. Asegura que hasta ahora su vida ha sido “un paso tras otro sin mucho sentido”: dejó la universidad y se fue a vivir a Irlanda, allí trabajó en la noche pero lo dejó, regresó a Madrid (a su barrio de la Alameda de Osuna, cuna del rock de la capital, de donde han nacido grupos como Pereza) , comenzó a trabajar de diseñador- estudió Bellas Artes- pero lo dejó también, volvió a trabajar de encargado de un local de Malasaña pero lo acabó abandonando. Finalmente comenzó a escribir prosa y poesía y se vio seducido por la música. En la actualidad está en el paro y es “básicamente músico”.

Pablo Galiano puede parecer el nombre de un cantautor atormentado con guitarra acústica, pero nada más lejos de la realidad. Siguiendo los patrones básicos del rock y del blues, Galiano no inventa nada nuevo pero experimenta y el resultado son letras intensas llenas de garra. Cansado de tener que cambiar de nombre y empezar con un nuevo repertorio  cada vez que se disolvía una banda, Pablo decidió adquirir su nombre de pila como identificación de su nuevo proyecto: “Siempre que deshacíamos un grupo era por cuestiones muy prosaicas y muy mierdosas: ‘Tengo que currar más tiempo, mi novia no me deja…’. Decidí que no iba a volver a dejar más repertorio en los cajones. La banda se llama como yo porque seguro que yo no me voy a ir de la banda”.

El William Blake de Alameda de Osuna: La noche es ahora tu casa, su primer disco de larga duración, es un auténtico ritual en torno a la noche. Catorce canciones  que nacen del carácter introspectivo, no muy sociable y más bien oscuro de Pablo Galiano. Lejos de significar el final de nada, la noche supone para Galiano el principio de sus composiciones: “La noche es el inicio de todo. El día es el momento reflexivo y cuerdo para empezar a reflexionar la parte histérica y loca del tema. Tengo una relación rara-mística con la noche, un poco a lo William Blake” afirma.

Rituales: Dice no tener ninguna rareza antes de salir al escenario : “No me gusta repetirme, por eso creo que no tengo manías ni historias”. Sin embargo, haciendo memoria recuerda el músico que quizás haya dos rituales que sigue antes de coger la guitarra: beberse un chupito de Jack Daniel’s y concentrarse para ofrecer un buen directo. Lo primero lo hace en todos los conciertos, lo segundo, uno de cada diez.

Wilco y su perro: Pablo vive con Wilco, su perro. Él hubiera preferido llamarlo Satán u Oscar Wilde, pero al final acabó adquiriendo el nombre de la banda de Chicago. No sabemos lo que pensarán Jeff Tweedy y los suyos del asunto, el caso es que Galiano lo quiere como a un hijo.

Influencias: Desde Jimi Hendrix hasta Leonard Cohen pasando por Tom Waits, Charley Patton, Federico García Lorca o Picasso. También recuerda al recio Carlos Tarque (M Clan). Aquí lo podemos ver marcándose una versión de ‘Foxy Lady’ de Hendrix.

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Carolina Galiano, hermana del músico, tomó la foto que puedes ver sobre estas líneas durante el rodaje del vídeo Toda mi gente va a ir al infierno, que todavía no ha visto la luz. En la imagen, encontramos a  amigos y compañeros de profesión como Alfa Fernández (Buenas Noches Rose, Le Punk), Joe Eceiza (Le Punk y actualmente guitarrista de Pablo) o Héctor Tuya (Babylon Chàt).

Mística, santería y éxtasis: La Noche es ahora tu casa reúne distintos estilos musicales porque ha tardado en forjarse casi siete años. El disco, que estuvo a punto de quedarse guardado en un cajón, tuvo que esperar dos años desde su finalización (en 2009) para ver la luz, el pasado año. Pablo Galiano ya tiene en mente su próximo trabajo, que, según asevera, “será el mejor disco de la historia y con las mejores canciones de la historia”. Avisa también del importante papel que jugarán en él los coros: “Como si fueran un grupo de negros puestos hasta el culo de peyote en una laguna. Es muy algodonero, con mucha mística, santería y éxtasis”. Mucho él, al fin y al cabo.

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MMC

Fotografías: Abel Valdenebro, MMC y Carolina Galiano

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