Con tres discos en menos de cinco años y muchos directos cargados de profesionalidad y pasión a partes iguales, Amigos Imaginarios se han consolidado como una de las bandas más solventes de la escena independiete actual (de hecho algunos de sus miembros acompañan a varios de los artistas más reputados, de Christina Rosenvinge a Abraham Boba). Sus canciones, impregnadas de una melancolía sin aspavientos, proyectan una visión tremendamente personal sobre los pequeños conflictos cotidianos, adscribiéndose musicalmente a ese plantel revisionista de sonidos clásicos encabezado por Wilco. Con motivo de su concierto en el Costello el pasado 30 de Noviembre, tuvimos la oportunidad de hablar con Santi Campos (cantante y compositor) sobre su trayectoria, influencias, motivaciones y las canciones de su último y más que disfrutable disco “Muñecas Rusas” (Rock Indiana, 2010).

A continuación os ofrecemos la primera parte de esa entrevista, en un par de días publicaremos el resto.

Pepe: Para mucha de la gente que te ha conocido a través de tus discos firmados como solista o con los Amigos Imaginarios sigues siendo una promesa del rock de autor en castellano, pero lo cierto es que el primer disco que grabaste con Malconsejo es de 1995, con lo cual llevas ya unos cuantos años dedicándote a la música. ¿Echar la vista atrás te hace sentirte veterano?

Santi: En realidad antes de Malconsejo grabé un single con Los Neumáticos en 1992, por lo tanto sí, me siento muy veterano, pero como tampoco tengo mucha repercusión a la vez me siento constantemente novato, ya que la falta de repercusión hace que la ilusión se mantenga. Supongo que cuando alcanzas cierta notoriedad terminas por acomodarte y cuando no la tienes, al carecer de presión externa, de lo único que te preocupas es de hacer un disco mejor que el anterior, algo que por otro lado no es nada fácil.

P: ¿Y qué has aprendido como músico en estos casi veinte años?

S: Todo. He aprendido a tocar la guitarra, ya que al principio era muy inútil y ahora, aunque haya guitarristas mucho mejores que yo, me siento muy a gusto con mi forma de tocar; he aprendido a cantar con un instumento tan complicado como es mi voz y que he conseguido manejar de forma que no me desagrada del todo; he aprendido mucho del grupo, de Imaginarios… En fin, todo. Lo único que tenía al principio era cierta habilidad para hacer canciones, pero el resto ha ido viniendo con los años.

P: En 2003, después de varios discos con Malconsejo, decides dejar la banda y sacar tu primer disco en solitario. ¿Qué te llevó a dar ese paso?

S: Bueno, en Malconsejo las canciones también eran mías, y llegó un momento en el que me di cuenta de que con ellos ya no aprendía nada. Así que decidí no sólo dejar la banda sino dejar Castellón y venirme a Madrid donde, con calma, poco a poco fui encontrando a los músicos que mejor se adecuaban a lo que yo quería hacer, y gracias a esta gente de la que me he rodeado aquí en Madrid he aprendido más en estos últimos diez años que en todos los anteriores.

P: Por lo tanto el motivo no fue que te hubieras cansado de estar en una banda sino que necesitabas buscar nuevos ambientes y ampliar horizontes.

S: A mí me encantan los acústicos en solitario pero no me gusta el rollo solista. Yo siempre busco estar en una banda en la que la gente se implique lo mismo que me implico yo, algo que por suerte me ha ocurrido en las dos bandas en las que he estado, en las que el grado de implicación ha sido total.

P: ¿Cómo surge la banda Amigos Imaginarios?

S: Bueno yo estaba tocando con ellos en Nomineesy les pedí que me acompañaran para la presentación de mi segundo disco. Al principio solamente participaban como banda de acompañamiento ya que no sabía hasta que punto les apetecía implicarse en esta historia, pero la cosa evolucionó de manera natuaral hacia el proyecto colectivo.

P: ¿Cúal es la dinámica de la banda, habiendo un solo compositor que eres tú?

S: Pues yo solo tengo que preocuparme de sacar una melodía y una letra y todo lo demás viene solo. Si yo tengo un arreglo lo toco, si no me dedico a rasgar y ellos ya saben por donde tirar sin necesidad de explicaciones. La verdad es que nunca hablamos de música, nos limitamos a hacerla.

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P: Sin embargo hay muchos compositores que acaban un poco quemados de la democracia interna que supone formar parte de una banda.

S: A mí lo que menos me gusta de mis compañeros me encanta y es tal el grado de compenetración, respeto y admiración que no hay ni un solo roce en ese sentido.

P: Con respecto al estilo vuestras canciones suelen mezclar melodías con cierto regusto pop con una instrumentación que tira hacia el rock norteamericano clásico, incluso de raíces. ¿Hubo algún referente concreto a la hora de formar la banda, en el sentido de delimitar la búsqueda de un sonido concreto?

S: La verdad es que no, todo fue muy natural. Nuestro sonido es el que es porque tenemos gustos musicales comunes y hay tal entendimiento que surge de forma muy lógica, sin intentar forzar las cosas. De hecho Nominees, el grupo en el que estábamos, era aún más de raiz norteamericana sin ser algo premeditado.

P: En cuanto a las letras, creo que has alcanzado un tono muy personal como compositor escribiendo en castellano, un idioma que no es demasiado fácil para el rock. ¿Qué influencias has tendido como letrista?

S: Pues lo cierto es que los referentes que he tenido como letrista han sido más literarios que musicales. En lo musical, hay algunos letristas que me gustan mucho pero que no tienen demasiado que ver con lo que yo hago como el Fernando Alfaro de la época de Surfin’ Bichos, Josele Santiago… Pero, aunque suene un poco pedante, los autores que más me han influido como letrista han sido poetas como Raymond Carver, Gil de Biedma, Ángel González…

S: De hecho tu estilo tiene mucho que ver con ese tratamiento lírico de la cotidianidad tan propio de los poetas de la generación de los 50.

Sin duda. Pero sobre todo los más sencillos, González y sobre todo Gil de Biedma, que es muy musical. Carlos Barral, por ejemplo, ya no. Me atrae esa sencillez porque no me gustan las palabras complicadas, me gusta que sea el contenido de una frase lo que te haga pensar y no una palabra altisonante. Creo que nunca utilizaría en una canción vocabulario que no utilizo hablando.

P: Analizando tus letras podemos ver que la temática del éxito y el fracaso es una constante en muchas de tus canciones como “Disco del mes”, “Cuestión de Edad”, “Un poco más feliz”… Parece como si despreciaras el éxito y el exceso de ambición pero al mismo tiempo sintieses cierta frustración por no haberlo alcanzado.

S: No desprecio el éxito, puede que sea una especie de envidia. Lo utilizo en mis canciones porque es algo que yo no tengo y carecer de él te lleva a plantearte si será cuestión de falta de talento, de la infraestructura del negocio, de no haber tenido un manager que te haya sabido llevar… etc. Pero no siento desprecio en absoluto. Tampoco digo que me cambiara por la gente que tiene éxito, pero sí me gustaría tener un poco más de estatus.

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Pepe Calderón