Uno se encuentra perdido en una interminable mañana entre papeles que hablan de cosas que a nadie interesa, la cantinela de los teléfonos y el ruido de la calefacción. Observa el rostro rígido de los funcionarios frente al ordenador, suspira y tiene miedo de ser arrastrado por una vida  mecánica y gris. Pero se acuerda de que ha traído de casa un disco nuevo y decide conectar su viejo compact disc y alejarse un rato de aquel ambiente sórdido de oficina. Y de repente, pasados unos segundos, siente ganas de cantar, saltar sobre las mesas y correr por el pasillo ante los ojos atónitos de los demás cuando el primer latigazo eléctrico golpea sus tímpanos adormecidos hasta dejarlo fuera  de ese juego. Es “The Innocent Ones (2010)”, el nuevo trabajo de Willie Nile que ha vuelto para ofrecernos canciones de rock urbano emocionantes, enérgicas, siempre excelentes.

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Escucho el segundo track que habla de un soldado sin ejército que muda la pistola por una guitarra eléctrica de rock and roll y es ahí cuando hago el gesto de tocar una guitarra sin guitarra en el descansillo de la escalera ante el semblante exterminador del jefe del departamento que me contempla en silencio con llamas en la mirada. Pero ya es demasiado tarde, porque  Willie Nile ha vuelto y lo ha hecho para quedarse entre nosotros. Oigo la contundente “Hear you Bréate”, la emotiva “Song for you” o la luminosa “Far Green Hills” y corro hasta la puerta del edificio para perderme  avenida arriba entre el grito de los guardias y el claxon de los coches. Son 39 maravillosos minutos y once canciones de “The Innocent Ones”, que como el propio Nile afirma es un disco que habla de la gente que ha sido golpeada, que vive en los márgenes de la ley, sin esperanzas, sin perspectivas. Los inocentes. Sin embargo, lo hace con un enfoque optimista. Es un mundo injusto, pero podemos hacer que sea mejor.

Llego extasiado a uno de los bares céntricos de la ciudad y espero impaciente la cerveza mientras golpeo la barra con los dedos siguiendo el ritmo que recuerdo de estos estribillos perfectos. Una forma inmejorable de comenzar un nuevo año.

 Julio Demonio