Entré a una tienda de discos en la que ya casi no se venden discos, sino juegos de nintendo y recambios de informática. Pregunté por el último trabajo de José Ignacio Lapido y el tipo me comentó que lo recibiría pronto. Volví una mañana lluviosa de sábado para comprarlo. De regreso a casa fui quitándole el plástico y al llegar me acomodé en el sofá listo para saborear el nuevo disco de este incorruptible del rock español que defiende sin escarceos una larga carrera de buenas canciones. “De Sombras y Sueños” (Pentatonia, 2010) llega en medio de un torrente de novedades que cuesta digerir al comenzar el año, pero uno traspasa una vez más la hojarasca y comienza a disfrutar los primeros acordes de un álbum que sabe que no le defraudará.

De repente una ristra de canciones excelentes invaden mi habitación y poco a poco voy descubriendo la magia de unos textos que hablan, entre otros, de la decepción, de los sueños incumplidos, del coraje de seguir adelante cuando ya casi nada esperas. Por citar algunas, “Cansado”, “Lo creas o no” o “Doble salto mortal” que canta con Eva Amaral (también colaboran en otras Miguel Ríos, Quique González, Juan Aguirre y Quini Almendros). Todas desfilan en mi reproductor dejando unas melodías muy chulas.

He salido a la calle entusiasmado al comprobar que Lapido ha vuelto a sorprendernos con un disco admirable. Se lo cuento al chaval del kiosco de prensa,  pero dice que no lo conoce. Salgo al supermercado y hablo con la chica de los congelados, joven, atractiva, aunque algo medrosa, y señala que a ella sólo le gusta lo latino. Me cruzo con algunos compañeros de oficina y les saco el tema; uno de ellos apunta que no le gusta la música de ruido, los otros o no saben o no contestan.

Me refugio en un velador, pido una cerveza mientras enciendo un cigarrillo y observo de soslayo las demás mesas. Llevo en el bolsillo el disco, lo abro y me sumerjo en las letras de unas canciones que me llevan a un mundo que me resulta familiar y es cuando intuyo que algo bueno está a punto de pasarme. Lo crea o no.

Julio Demonio