ROGER WATERS – THE WALL – PALACIO DE LOS DEPORTES DE MADRID – 26MAR11

¿Qué hace que una pieza de música se convierta en un icono de la cultura popular?. ¿Qué elementos consiguen que un disco siga provocando interés diez, veinte o treinta años después de su creación? ¿Sigue vivo el espíritu que inspiró a Roger Waters para componer “The Wall”? El pasado 26 de marzo, las cerca de 15000 personas que abarrotaron el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid dieron a la obra esta vigencia. El ver allí las caras de satisfacción y perplejidad de tanta gente me hizo reflexionar sobre qué pocos artistas conseguirían llenar un estadio dos días consecutivos interpretando la música de un único disco de los que compusieron en los setenta y menos aún sin ir acompañado de ningún miembro original de la banda.

Muchos llevábamos años anhelando que se produjera un momento que en el fondo sabíamos que no tenía muchas posibilidades de verse realizado. Con Roger Waters dedicado a otros menesteres, Richard Wright muerto y el resto de los Pink Floyd sumidos en el ostracismo, nadie iba a suponer que al bajista le quedaran ganas de resucitar un espectáculo megalomaniaco que sentó la base para su salida de la banda. Todo cambió cuando, un buen día, vimos cómo Waters decidió quitarse las telarañas  y salir de gira para tocar el mítico Dark Side of the Moon, aderezado con algunos clásicos de la banda; más tarde se produjo la eventual pseudo-reconciliación entre Waters y Gilmour y alguno empezó a vislumbrar un rayo de esperanza. Así trascurrió el tiempo hasta que llegó el gran aniversario. Se cumplían más o menos 30 años de la salida del disco y su posterior gira, Roger estaba por la labor y miles de personas estaban deseándolo, así que … ¿por qué no? El público que se dio cita aquella segunda noche, tuvo que estar rápido para adquirir la entrada 6 meses antes. Nuestro sueño era poder asistir a un acontecimiento  que no se había vuelto a repetir desde 1981: la representación ideada por Roger Waters para su obra más personal. Es cierto que a la mayoría nos hubiera gustado ver allí a Gilmour y Mason pero, según están las cosas, a estas alturas ya nos habíamos hecho a la idea de que no. Además, la banda que acompañó a Waters interpretó a la perfección el álbum, el espectáculo fue grandioso, Roger impregnó de carisma cada momento… es decir, que cuando nos quisimos dar cuenta, se había acabado el show a pesar de que algunos nos hubiéramos podido tirar de buena gana 4 ó 5 horas más disfrutando de él. En las colas para pagar el parking se repetían los mismos comentarios: “menudo espectáculo” “se me ha pasado el tiempo volando” y en las caras se podía vislumbrar la sensación de que los afortunados que pudimos presenciar el evento habíamos asistido a un momento histórico.

Todo lo que se podía esperar de The Wall en directo nos fue ofrecido. No faltó nada en aquel concierto: sonaron en orden todos los temas del disco, en plan ópera rock; decenas de operarios fueron construyendo un muro gigantesco que llegó a separar a la banda del público durante toda la segunda parte del bolo; espectáculo de luces y pirotecnia; proyecciones; sonido cuadrafónico… y todos los elementos que convirtieron a Pink Floyd en uno de esos  escasos grupos poseedores de una iconografía propia, personal e intransferible: la gran pantalla circular, el avión que vuela por detrás de nuestras cabezas y se estrella contra el muro, muñecos hinchables como el “Teacher”, el entrañable cerdo volador… The Wall es un disco que ha ido pasando de generación en generación (lo escuchaba tu padre, lo escuchas tú, lo escucharán tus hijos…) y que está muy vivo en el corazón de mucha gente. Ese cariño que el público le tiene al disco lo convierte en algo que, en el subconsciente colectivo, nos reconfortaba a todos y nos hacía sentir la música como algo muy nuestro, algo que ha estado ahí acompañándonos toda la vida y que por fin pudimos disfrutar en vivo, algo como el reencuentro con un viejo amigo de toda la vida. Y Roger se mostró como tal; como un amigo que ha estado mucho tiempo fuera y cuando viene de visita nos trae un regalo que te cagas.

Te podrá gustar más o menos Pink Floyd; te podrá gustar más o menos The Wall; podrás estar más o menos de acuerdo con que el bajista pergeñe aquellos temas sin la ayuda de la formación clásica de la banda… pero deberías haber estado allí para ver aquello. Cuando se asiste a un espectáculo tan arrebatador, las emociones sobrepasan a la razón y sólo se puede  decir: “Gracias Mr. Waters por haber hecho feliz a tanta gente”.

Arturo Córdoba Aguirre

3 thoughts on “ROGER WATERS – THE WALL – PALACIO DE LOS DEPORTES DE MADRID – 26MAR11

  1. Borja says:

    muy buena crónica…la verdad que fue la leche el espectáculo que monto Mr Waters y la banda increible…fui uno de los 15000 privilegiados que asistieron al concierto, y aún me pregunto…¿¿por qué se terminó??

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