Lo que los presentes vivimos este viernes en la madrileña sala Sol, no tiene nombre. Vayamos por partes.

El sótano de Radio 3 organizó una fiesta para sibaritas musicales que poca gente olvidará. Los encargados de calentar el ambiente fueron los alicantinos Flaming Guays, trio que se mueve como pez en el agua dentro del Rhythmn & Blues, el rock más primitivo y el Soul. Armados con guitarra, batería, voz y una esporádica armónica comenzaron tocando para una sala semi vacía que poco a poco se fue llenando sabedora de lo que se estaba cociendo ahí dentro. Con constantes alusiones a leyendas como Robert Johnson, Screamin’ Jay Hawkins,Gino Washington o el mismísimo Andre Williams su concierto supuso una enérgica descarga de buen gusto y saber hacer sobre las tablas. Permanezcan atentos a estos señores.

Una vez terminados lo Guays, con la sala con un aforo rozando el lleno absoluto, aparecieron The Goldstars, acompañantes de Mr Rhythmn en esta gira. Comenzaron comiendose el escenario ellos solitos, animando aún más a un público ya entregado a la causa, y tras tres temas dieron paso a la leyenda. Al grito de Mr Rhythmn, Andre Williams hacía su entrada en el escenario con un impoluto traje blanco digno de cualquier gansta. Mr Williams es de esas personas que con pisar el escenario ya se ha ganado al público. Con sus 75 años tiene un saber hacer y una energía que muchos novatos quisieran.

Apoyado en los magníficos Goldstars hizo un repaso a muchos de sus temas más clásicos así como joyas de las que últimamente nos ha estado surtiendo. Comenzó con “I’m a Man” y ya nos tenía rendidos a sus pies. Poco a poco fue repasando grandes canciones,  “Agile, Mobile, Hostile”,”I wanna be your favourite pair of Pijamas”, “Jailbait”, “Bacon Fat”,… la cosa estuvo en todo momento al rojo, hasta tres trajes distintos vistió el Black Godfather, siempre con una sonrisa, mostrando su lado más picantón bailando de esa forma tan particular.

Pero todo lo bueno tiene que terminar, y tras 2 bises, el Señor Williams se despidió de todos nosotros (alguna que otra afortunada se llevó un beso de regalo). Una noche magnífica que unió a varias generaciones en comunión gracias a uno de los dinosaurios musicales que esperamos nunca se extinga.

Alfonso Sanguino