Es un buen disco de rock and roll. Justo eso. Subes el volumen del discman por encima de lo que recomiendan las normas de seguridad y un remolino eléctrico de sensaciones, que hondean entre la vitalidad y el coraje, anega los rincones perdidos de tu cabeza, como un fogonazo. La voz quejumbrosa de Enrique Villarreal, más conocido como El Drogas, surge de repente en un mapa de guitarras eléctricas, potentes y directas, y una base de ejecución envidiable. “Azulejo frío” (Maldito Records, 2011) es el segundo disco de Txarrena. Esta formación apareció en escena a finales de los 80 y llegó a lanzar un debut homónimo que alcanzó las 43.000 copias en ventas. Sin embargo, tras el éxito de Barricada, el Drogas tuvo que aparcarlo casi veinte años para recuperarlo ahora con este gran trabajo. Txarrena ha vuelto con quince descargas de auténtico rock and roll con una energía y un desgarro notable. Para tan ilustre ocasión el fundador de Barricada se acompaña de Eugenio Aristu al bajo, Txus Maraví a la guitarra y Brigi Duque a la batería.
Según comentan la mayoría de los temas que encontramos están creados bajo un formato acústico, el cual fue adoptando su perfil más duro y eléctrico al llegar al estudio. No obstante, algunas canciones han mantenido su esencia original, como es el caso de “Todo lo enamora” en el que observamos el talante más íntimo de Enrique. Uno se imagina a este tipo con pinta de pirata tocando la guitarra acústica, con un bolígrafo y un papel sobre la mesa en mitad de la noche tratando de hacer una canción, y una mueca de complicidad generosa se dibuja en su rostro. Sobre todo cuando leemos en otra entrevista que las letras las revisa su pareja y es ahí donde esa parte más íntima de esta alimaña inmortal del rock estatal se abre con todas sus formas sin ningún tipo de fisuras.