Un palacio de los deportes prácticamente lleno recibió a los de Dave Grohl calurosamente después de su última actuación que acaecía casi diez años atrás. Gente de todos los pelajes, desde esperpénticos como los personajes y séquito de Pignoise hasta el padrino de la independencia patria como Julio Ruiz. Todos ellos se arremolinaban para disfrutar de lo que fue un concierto de rock con mayúsculas pero antagónicamente distanciado de esa pequeña nueva banda que hace mas de quince años escuchábamos aun querubines en íntimos programas como de 4 a 3 donde muchos les descubrimos desde la antigua sala Aqualung berreando a gallo limpio o pasando el equipo a la audiencia y dejándoles tocar lo que se les terciara.

Los tiempos cambian, ya son toda genuina stadium band, y lo demostraron entre carreras al mas puro estilo Angus o incluso duelos de guitarra con cincuenta metros de por medio entre contrincantes. Ver para creer.

Arrancaron con temas de la nueva hornada hasta encarar otros tan energéticos como “The Pretender”. “Learn to fly”, “Breakout” o el último single “White limo” que rugió especialmente bien. Entre presentaciones, tercios de cerveza y…eructos transcurrió una nueva parte de la actuación pues Dave, como siempre se mostró simpático, desenfadado y por supuesto muy metido en sus remolinos “Monkey wrench”, “These days”, la fantástica “Long road to ruin” o una inicial y suavemente sintetizada “Let it die” por un teclista del que desde ese momento nadie se percató llevaron al paroxismo a un publico entregado por fin al binomio “The best of you”/”All my life” con el que concluyó la primera parte de la actuación.

Tras dejarse llevar ante un público rendido dieron paso a la presentación de un bis poco menos que divertido, pues en unas pequeñas pantallas que durante el concierto que se erguían por encima de sus cabezas se veía a Grohl en el backstage, por supuesto lúpulo en mano pensando si salía o no en virtud del volumen de los gritos que la masa emitía, mientras que también contaba de uno a cinco los temas que entrarían en la parte final del show. Finalmente la máxima puntuación se “consiguió” enfilando la última media hora de concierto con temas como “Wheels” la cual interpretó solo al final de la pasarela, justamente en el centro del palacio donde al finalizarla comento “hace diez años aquí en medio estaría acojonado, ahora me siento como en casa” en referencia a la multitud que ya con los focos encendidos le contemplaba en solitario. Después, un gran “Young man blues” de Mose Allison al estilo de The Who, el ya clásico “Tie your mother down” de sus admirados Queen o (imperdonable) el único tema que despachó de su primer álbum “This is a call” para acabar con “Everlong”.

Dos horas y tres cuartos de rock a lo grande y que remarca por bastantes años mas que Grohl es un trabajador incansable el cual sigue dando motivos para no ser solo recordado en la historia de la música popular como “El batería”.

Texto: Miguel Angel Ortiz
Fotos: www.abc.es