Impresionante lección de rocanrol nos dieron este señor y sus secuaces a su paso por Madrid. Puntuales y con un muy buen humor subía desde el público al escenario Barry White, no el difunto, sino el de Boston.

Un animal en escena, un pedazo de historia que nos traslada a la época dorada del rock. En esta ocasión estaba acompañado por the Savages, sus más míticos colaboradores, con un Peter Greenberg (Lyres, DMZ) a la guitarra de escándalo. La fuerza de Little Richard y la clase de Solomon Burke se unen en la voz de este artista que nos dejó a todos boquiabiertos con su puesta en escena.

La cosa comenzó con “Ramblin’ Rose”, versionaca de MC5 con la que se metió al público en un bolsillo hasta que terminó su segundo bis, porque señores, hasta 2 veces tuvo que volver a intentar calmar a ese público con ganas de juerga. “Bloody Mary”, “Bad Girl”, “Who’s gonna rock my baby?”… los temas iban cayendo y los ánimos aumentando. Una sala entregada a los bailes de esta fiera, un bajista tocando desde el público a la mínima provocación, temas antiguos, temas nuevos (ojito a la última perla que ha editado Munster Records)… una noche mágica.

Los bises comenzaron con “Mama get the hammer“, Barrence haciendo la croqueta, otra dosis de Rock, Roul, R&B y un escenario invadido por féminas bailando “Miss Shake It” como colofón final.

Lo dicho, una noche muy especial que esperamos no tarde mucho en repetirse. Si te lo perdiste, peor para ti.

Texto: Alfonso Gómez Sanguino
Fotos: Fernando del Río