RICHARD HAWLEY – LA PARADOJA DEL MÚSICO LOCO

Richard Hawley viene a España. Y trae el infierno consigo. El británico es un tío raro, peculiar, excéntrico y todos esos adjetivos que, dependiendo de quién lodiga, puede ser interpretado de una manera u otra. Se trata, en definitiva, de uno de esos casos extraños de gente que viene de bandas que han sido muy famosas, y sin embargo, tienen carreras mucho más interesantes en solitario que con su antiguo grupo. Como Brett Anderson. O si me lo permiten, John Lennon.

Podríamos decir mucho de la elogiada carrera de Richard Hawley; por eso preferimos decir poco. Del mismo modo, podríamos haber empezado su historia por el principio, y sin embargo, preferimos hacerlo por el final. Y el final, al menos el final de ahora para Richard Hawley es un teatro en algún lugar de Cartagena.

Y ya puestos a empezar por el final, hablemos de su último disco, Standing At The Sky’s Edge. Un álbum, arriesgado para unos, desconcertante para otros. Algo así como empezar a salir de nuevo con la persona que convirtió en naufragio. Y es que es una obviedad que cada vez está más patente en la música del británico, la influencia de compatriotas suyos, como Alex Turner y sus muchachos. Así, los medios tiempos más melódicos que uno recuerda haber escuchado nunca, han dado paso ahora a arreglos electrónicos que rozan la psicodelia por momentos.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=5rrC7eVf_UU[/youtube]

Uno tiene la sensación cuando escucha las nuevas canciones de Richard Hawley, que el ex – Pulp ha tratado con este disco de borrar todas las huellas que ha dejado hasta hoy, como quien decide de una vez, y por fin, tratar de olvidar a alguien y sabe que la única manera de hacerlo es huir y no dejar rastro del nuevo paradero, ni usar tarjetas de crédito que puedan rastrearse luego y dar con la ubicación. Y vaya si lo ha conseguido el space cowboy. Aunque a mi no me engaña. Cualquiera que se haya parado a traducir una sola de sus letras, sabe que él, seguramente escondido tras un hermoso sombrero, unas grandes gafas de sol y un periódico que le tapa el rostro, ha estado continuamente sentado en la terraza del mismo café que esa otra persona de la que trata de huir, y no ha dejado, ni un momento, de conocer, a escondidas, todas las novedades de su vida.

Y ahora que escucho este último disco del crooner, me pregunto que pensará el viejo Richard Hawley del nuevo Richard Hawley. Imaginemos por un momento, que metemos a cualquiera de los dos en un túnel de gusano, un viaje en el tiempo, bien hacia el pasado de éste, bien hacia el futuro de aquél. ¿Qué ocurriría cuando se vieran? ¿Pasaría la paradoja del científico loco? ¿Intentaría uno acabar con el otro? Déjenme que yo conteste por ustedes, porque esta respuesta me la sé. Lo que pasaría no es ni más ni menos que se mirarían, se reconocerían y se darían un abrazo. Y después decidirían tomarse un café juntos antes de subirse a un mismo escenario en el que combinarían canciones de antes con la rotundidez de ahora y canciones de ahora con la sensibilidad de antes. Y exactamente eso es lo que les espera a nuestros amigos cartageneros y a cualquiera que se pase el próximo jueves, 25 de octubre, por la sala Teatro Circo de la ciudad portuaria. Allí, se celebra la XXXII Edición del Cartagena Jazz Festival, dónde además de Hawley, podremos disfrutar de la música de los británicos Smoke Fairies, muy recomendables, también.

Un servidor, que sabe perfectamente de lo que habla Richard Hawley, estará allí.

P.A

 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *