RICH ROBINSON & BAND – SALA ARENA (MADRID) – 15DIC12

“Tienes más gracia que Mark lanegan” gritaba uno de los asistentes al concierto de Rich Robinson el pasado sábado en la sala Arena de Madrid. De sobras es conocida la fama de seriedad y parquedad en palabras de este genial guitarrista y compositor, que junto a su hermano Chris nos ha brindado alguno de los mejores momentos de la reciente historia del rock.

Una sala que difícilmente sobrepasaba la tercera parte de su aforo recibía a Rich en su segunda visita a la península tras el fiasco del pasado mes de Julio en el Azkena de Vitoria, y es que hay ciertos manjares hechos para disfrutarlos lejos de los grandes escenarios y la precipitación propia de un macrofestival. En este caso, una banda más compenetrada y un horario menos restringido (salvo por el determinado por una discoteca eventualmente convertida en sala de conciertos, como hizo notar el propio Rich) permitieron que el grupo se explayara a gusto y nos ofreciese un concierto mucho más compacto y cercano que el del pasado Verano.

Durante las casi dos horas de concierto hubo tiempo para desarrollar todas las influencias del joven de los Robinson, las largas jams al más puro estilo de los Allman Brothers o el pop psicodélico de los Beatles más ácidos, sin olvidar el country rock más macarra.

Canciones como “It’s not easy”, “Bye bye Baby” o “Lost and found”, de su ultimo disco Through a Crooked sun o su genial “All Along the way” en la que, por un momento, nos pareciera estar escuchando al mismísimo Van Morrison, se intercalaban con versiones de J.J. Cale y Faces o improvisaciones instrumentales propias de tiempos pretéritos. Pocas palabras entre canción y canción salvo para su presentación o preguntar al público si conocía a J.J. Cale o a Ronnie Lane y Ron Wood de quienes interpretó “Cherry” y “Just for the moment”, respectivamente.

Con un público cada vez más participativo la banda salía a rematar la faena en los bises con una selección de clásicos. El “Soul Survivor” de los Rolling que Rich excusaba pues “lo habían probado tan sólo la noche anterior”, un “Cinamon Girl” de Neil Young que sonó a gloria y lo que fue la única y remota concesión a su trayectoria en los Black Crowes, al brindarnos el “Oh Well !” de los Fleetwood Mac de Peter Green, que ya interpretaran los Crowes junto a Jimmi Page en su mítica gira del 2000.

Y con esto y un par de cervezas los pocos afortunados que nos atrevimos a dar una segunda oportunidad a Mr. Rich Robinson salimos a la multitud de la calle Princesa con la sensación de haber disfrutado de uno de los conciertos más especiales de este año por concluir. Rich no tiene grandes pretensiones, no deja los Black Crowes de lado para recrear sus mismos excesos. Se siente a gusto ante una audiencia más pequeña y un público de taberna y sus conciertos son un homenaje al rock hecho en la carretera, en el día a día de las pequeñas salas de concierto, pieza fundamental de su música, una música marcada por un tiempo y un territorio que quedan demasiado lejos para estos momentos de pérdida de coherencia que invaden la escena.

Miguel Garzás

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