Lo que tiene asistir a un concierto de un grupo grande es que, salvo catástrofe, saldrás con la impresión de haberte dejado con gusto el dinero de la entrada. Y mucho más si hablamos de Alice Cooper, la mítica banda estadounidense que nos deleitó el pasado miércoles 24 de noviembre, en el Palacio de Vistalegre de Madrid, con uno de sus abrumadores directos. Recién llegados de Barcelona, estuvieron acompañados de The Black Rose Road, formación catalana que fue la encargada de ir cerrando los huecos que había entre el público de la pista para dar paso a los más rezagados, todavía apurando en los bares de alrededor sus correspondientes cervezas. Temas como ‘Animal’ o ‘Circle’ sirvieron para ir colocando a los asistentes en las butacas del Theater of Death, nombre de la gira  con la que Alice Cooper está recorriendo Europa y que desembarcó en Madrid con su clásico School’s out.

Lo que no faltó, haciendo honor a la gira, fue muerte. Ni mobiliario. Ni ganas, ni fuerza, ni clásicos. El mítico Vincent Damon Furnier –Alice Cooper, para los amigos– falleció hasta cuatro veces en un show lleno de fuerza, y en el que no hubo tiempo ni para saludar a los presentes. Cuando un tío con 62 años y una media en la cabeza logra centrar la atención y desviarla de una mujer quitándose la ropa detrás de una sábana, algo tiene que haber hecho bien este grupo. No sólo montan un escenario colosal que necesitará de cuatro o cinco camiones para moverse por Europa; sino que los Johnson, DeGrasso, Kelli o Garric, encajan perfectamente en el espectáculo del Theater of Death. Durante el mismo, tuvimos la ocasión de disfrutar de clásicos como I’m Eighteen o The Ballad of Dwight Frye, en la que pudimos ver la primera muerte de Alice Cooper durante el concierto. Con la pista de Vistalegre a reventar, llegaron algunos de los temas más coreados, Poison, I never cry, Vengeance is mine…

Y para acabar, después de resucitar cuatro veces y ya por fin presentar a la banda, Elected y un bis de School’s out. Hora y media sin descanso para una de las bandas de Hard Rock más grandes.

Artro Díaz del Campo