Este Jerezano de nacimiento tiene en su currículum algo que para muchos ya significa mucho: Ser uno de los componentes de “El Hombre Burbuja”. Tras la desaparición de este, uno de los mejores (y más injustamente olvidados) grupos que ha parido este país, Julio nos sorprendió en 2004 con “M.O.S”, en el que todavía quedaban retazos de su anterior proyecto. A este le siguieron “Leyes del Equilibrio” (2006) y “El Espectador” (2008), así como numerosas colaboraciones para televisión (“El síndrome de Ulises”), cine (“7 Virgenes”), teatro (“El príncipe Tirano”) y documentales (“El secreto del Agua”). En 2010 el señor De la Rosa nos sorprendió con un álbum lleno de buenas canciones y letras típicas del autor (también escritor, por cierto). El disco, en menos de una hora y durante 16 temas, nos lleva al universo personal del autor, es decir, amores rotos, picardía, crapulismo, humor negro y mujeres.

Comienza con la tranquila “Uno”, preámbulo de una ruptura y a partir de ahí, la cosa se anima. “Tan Amigos”, y su advertencia sobre las relaciones amorosas entre amigos (“No quiero engañarte/ No a una relación/No voy a llamarte/ No te hablo de amor”) da paso a “Las Camareras”, donde Julio decide no frustrarse y prueba suerte con todas las camareras que se encuentra (“Que yo prefiero tropezar trescientas veces / Que dejar pasar una oportunidad”), así pasa, que llega “Entresemana” en la que narra sus aventuras amorosas de lunes a jueves (“Y nos fuimos a su casa / Sexo triste y poco más / Nos miramos a la cara / Nos dijimos que más da / Si de aquí al fin de semana / No nos vamos a acordar.”) y claro, no queda más remedio que darse cuenta que algún día llegará “El temporal” (“Yo nunca quise de verdad”).

Con “La fecha en la tapa” escuchamos una queja al amor y su caducidad, aunque no hay nada mejor que salir “Hasta que te hartes” (“Todos los martes/ Hasta que te hartes”). “Sexy, sexy, sexy” nos anima a dejarnos caer en el vicio aunque te haga la vida imposible, aunque luego, en “No me mires con los ojos” se pone romanticón y sensible para relajar el ambiente. “El Traje” es una bonita canción de amor (o desamor) y “Una mierda de canción” hablan de la inseguridad más segura. “Violines en la noche” es una advertencia a esas chicas que siempre acaban con tipos raros (“Si encuentras tantos / Ve pensando /Que igual/ Los buscas tú”). Tras esta, “El anzuelo”, “El amor desperdiciado”, “Canción de guerra” y “Resumiendo” relajan el ambiente dejándonos un muy buen sabor de boca (especialmente el penúltimo).

Si tenéis la oportunidad de ver a este maestro en alguna sala, no la desperdiciéis, pues sus conciertos no tienen ningún desperdicio.

Julio, eres GRANDE.

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Alfonso Sanguino