Hay dos cosas que me gustaría comentar del concierto de Marah en Madrid : la primera es que no entiendo cómo, tras pagar 22 € de entrada, te puedan pedir 5 € por una caña. La segunda, ¿cómo puede ser que con semejante concierto la sala estuviera tan vacía y con Kitty, Daisy & Lewis se llenara la Joy Eslava.

Tras estos pensamientos voy al grano. Marah es un grupo que debe ser reivindicado como lo que son: una banda de rock de las de antes. Ya nos lo avisaba la proyección de fondo “The Last Rock & Roll Band”, y tampoco vamos a llegar a esos extremos, pero hay que decir que lo hacen muy bien. El concierto comenzó a eso de las 21:oo horas, cuando el grupo salió a escena y todos los miembros llevaban una sonrisa de oreja a oreja (el alcohol algo tendría que ver, porque no pararon de beber cerveza y whiskey durante las dos horas que estuvieron en el escenario).

Sabedores de poseer una sólida discografía y temas de sobra para realizar un concierto fetén, nos avisan que han elegido los temas a conciencia, y vaya si así es. La banda hace un repaso a su historia, contenta de volver a contar con ese hijo pródigo (y showman) que es Serge Bielanko, y temas como “It’s Only Money, Tyrone” (en una versión más lenta), “Formula Cola, Dollar Draft” o el hit “Sooner or Later” fueron cayendo.

La banda puede presumir de contar con unos músicos de calidad, como el bajista, que en la parte final de su show, cambió el bajo por la trompeta para dar un sonido más añejo al tema. El contacto del grupo con el público era constante, tanto mediante bromas, como dándose baños de masa. A eso de las once y poco se despidieron por última vez con esa versión de “Love Train” prometiendo volver este verano, y yo, señores, repito seguro.

Alfonso Sanguino