RINCONES SUCIOS: VAN GOGH

Auvers- Sur- Oise, cerca de París, aquellos paisajes a él le gustaban mucho, tanto como para contárselo a su madre en una carta. Hablaba de amarillos tiernos, verdes pálidos, un malva dulce y un cielo azul con tonos blancos, rosas y violetas. En los más de tres meses que pasó allí pintó 79 cuadros, más de uno por día.

El suicidio es algo muy literario, tan literario como triste. Hace unas semanas teníamos la noticia de que tal suicidio no había tenido lugar, que a un par de niños amigos del pintor se les disparó una vieja pistola y que el finado, en su lecho de muerte, no los había querido denunciar. En cualquier caso yo me quedo con la versión que más juego nos da.  Esa versión habla de un camino en el campo, cerca de la villa de impronunciable nombre francés que les he nombrado antes, en verano,  un hombre solitario y depresivo, que no deprimido, pasea solo, se maravilla con los colores de su entorno. Pero no es suficiente, los genios nunca tienen suficiente Dispara su pecho con un revolver y vuelve a la pensión donde residía, sin imaginar la magnitud de su herida. Solo dos días después, el 29 de julio de 1890, en su cama, en brazos de su hermano Theo, muere Vicent Van Gogh, pero ¿cómo llega alguien a esta situación con solo 37 años?

El niño arisco

Sigamos por el principio: 1853, las cosas no eran como hoy, prueba de ello es que Verdi estrena la Traviata sin éxito alguno, desde luego más éxito tuvo la lámpara de queroseno, hacía solo 14 años que Bélgica se había separado de los Países Bajos, y fue en este país, al sur, en la ciudad de Zundert donde nace Van Gogh hijo de un pastor… protestante.

Unos cuantos años antes que a Dalí al pobre ya lo crucificaron nada más nacer, concretamente cuando decidieron ponerle el mismo nombre que a un hermano mayor que había muerto hacía poco. No sabemos si el pobre niño Vicent vería a ese hermano muerto cuando se miraba en los espejos, como le ocurría al catalán anacoreta, lo que si sabemos es que aquí no creemos en los muertos, pero haberlos, haylos.

Iba a la escuela temporada sí, temporada no,  sus padres le cambiaban de internado como le podían cambiar de ropa interior. Dejó eso de que la letra con sangre entra a los quince años. A partir de ahí se le hincharía el pecho al decir que él era un ser un autodidacta. También a partir de ahí empezaría a hacer grabados y a pintar.

Cuando hablamos del niño y del adolescente Van Gogh no imaginen a un holandés de carácter amable, tampoco a una especie de Daniel el travieso, piensen en algo más parecido a un holandés errante o a un crío insoportable con constantes salidas de tono y malas contestaciones. Tenemos que mezclar todo esto con la creciente ambición que hay en él, es marchante de arte gracias a una empresa en la que trabajaba su tío Vicent. Primero en La Haya, pero más tarde y gracias al inglés acaba también en Londres, corre el año 1873 .

Primer  (y no último) desengaño

En la ciudad de la niebla y de los beefeater conoce a Úrsula la hija de la dueña del Hostal donde se hospeda. Esta historia podría acabar aquí si se hubieran casado y Van Gogh se hubiera quedado en Londres, adiós girasoles, adiós sembradores, adiós noche estrellada… pero como ya imaginan y como suele pasar en estos casos en la Inglaterra Victoriana tenemos todo el pescao vendido de antemano y a Úrsula comprometida. El resultado; un Van Gogh que todavía no pintaba su obra más trascendente que deja de ser productivo y que no para de leer… ni de rezar.

De lo que se come se cría o de casta le viene al galgo, la cosa es que Van Gogh se nos encierra en un fanatismo religioso digno de los místicos del XVI, pero a lo inglés con acento neerlandés. Ayuda en iglesias metodistas y gracias a las numerosas cartas que se conservan sabemos que llegó a pensar que predicar era lo que iba a seguir haciendo toda su vida.

Conoce cómo acaba la historia de manos de Enrique Gutiérrez a través de este link. Además de las dos orejas más famosas de la historia: la de Van Gogh y la que arrancó Tyson (lo cuenta Adrián Piñel), Ana Sepúlveda y Jorge Ortega hablarán de Desayuno con Diamantes. También cocina: “De la sartén al cazo” con Ana García Andreu.

Rincones Sucios (El Rincón de la Radio)

 

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