RUTINA+ ALEJANDRO CERRO

17FEB12- DSF BAR- DAIMIEL

El humor, el amor, el desamor pero también la actitud crítica y la mala leche se daban cita el pasado viernes, 17 de febrero, en DSF Bar (Daimiel, Ciudad Real). Con el objetivo de presentar las canciones de su proyecto en solitario al margen de Radiojam, Miguel Ángel Ortiz, o lo que es lo mismo, Rutina, se unía a un jocoso y mordaz Alejandro Cerro, más conocido como ‘El Fari’, con un montón de buenos temas que arrancaron con puntualidad casi británica pasadas las diez de la noche.

Rutina abría la velada.  Es cierto que uno de sus temas, ‘Paraísos Perdidos’, ponía la banda sonora al corto del mismo nombre que el Centro de Día de Alzheimer de Daimiel realizaba  con motivo del día mundial de esta enfermedad, es por eso que algunos ya sabíamos que la música de Miguel Ángel no hace otra cosa que romper con la rutina.  Sin embargo, también había en la sala oídos vírgenes de este suave sonido post rock con tintes de un pop muy coqueto. A la hora de dejar las cosas claras, el detallado preciosismo de las letras de Rutina se transforma en sentencias firmes que no sólo hablan de amor, también de injusticia e intolerancia.

Al grito de “no cabe un tonto más en España”, que  sirvió para cerrar un mano a mano entre Miguel Ángel y Alejandro gracias al dylaniano  ‘It ain’t me babe’, la música de Rutina dio paso a la de Alejandro. El daimieleño comenzó con un repertorio pasteloso para “quitarse de encima cuanto antes las canciones románticas” como ‘Hurraca’ que se transformó rápidamente en temas mucho más sarcásticos en la línea de los críticos que había tocado anteriormente su compañero. De la pluma de Alejandro no se libran los ‘Salvapatrias’ que “critican por criticar” pero tampoco la industria del porno que aparece descrita con aparentemente autobiográficas vivencias, en la canción ‘Porno Star’.  Para este último tema, como suele ocurrir en todos sus conciertos, Alejandro pidió la ayuda del público que gustosamente se arrancó a cantar el estribillo. El concierto se desarrolló entre chistes, risas y una especie de anecdotario que el músico (no paró de pedir silencio durante su intervención), va añadiendo a su peculiar bitácora de conciertos para posteriormente contarlo a su público.

MMC