THE BLACK KEYS – PALACIO DE LOS DEPORTES 28NOV12

Siempre digo que antes de escribir sobre un concierto me gusta dejar pasar unos días y analizarlo un poco desde la lejanía, buscando los posos que te ha dejado. Más aun cuando sales de un show en el que en la segunda canción ya estabas alucinando. Podría ser que te hubieras encontrado con algo que no te esperases y la sorpresa te hiciese perder la objetividad, o que las cervezas nublasen tu perspectiva. Pero que cojones, fue un conciertazo para recordar.

Como os digo, siempre que un grupo de rock, y mas con el estilo que practican The Black Keys, llegan a estos niveles de éxito, no sabes que esperar de un concierto suyo. Tal vez apuesten por una versión más comercial, puede que se dediquen a tocar los temas más conocidos, o quién sabe si tratarán de suavizar ese sonido crudo y salvaje para contentar a sus fans menos rockeros. ¿Cuánto les queda de underground, diferentes y especiales a una banda de rock alternativo que se ha hinchado a vender discos?. Sin duda, mucho.

Ante 15.000 personas se dedicaron a repartir ostiones de garaje y blues, con ese toque bailón que aportan algunas de sus últimos temas. Sonido espectacular desde el principio. El espectáculo de luces es digno de mención, con esos pájaros revoloteando por el palacio de los deportes mientras sonaba “Next Girl”. El comienzo del concierto fue corrosivo, los solos de guitarra sonaban de miedo, mucho mas agresivos que en disco y la pegada de la batería era espectacular, un escándalo. En parte del concierto estuvieron acompañados por una par de músicos, bajo y teclados, pero en gran medida estos tios de Ohio se bastaron los dos solitos para reventar el pabellón. Ver cantar y tocar a Dan Auerbach de esa manera es un espectáculo, y más con el sonido que hubo, difícil de superar. El tio es una máquina y además tiene un estilo difícil de imitar a las 6 cuerdas. La batería de Patrick Carney, en primer plano, repartía estopa sonando limpio y potente.

Ya os digo que a los pocos minutos de empezar el show ya estaba babeando de gusto. Con “Thickfreakness” seguida de “Girls on my mind” siguieron con su declaración de intenciones: ¡¡esto es puto rock!!. Por supuesto que hubo tiempo de botar con “Lonely Boy” y “Gold on the Ceiling”, que aparte de ser dos temazos, les han llevado al universo mainstream y a llenar pabellones.

Llegaron los bises sin que el concierto hubiera perdido ni un grado de intensidad. Mientras una bola de discoteca gigante se ponía en funcionamiento, “Everlasting Light” y “I got mine” fueron las elegidas para poner un sereno final a uno de los conciertos del año.

Da gusto ver que grupos tan auténticos y personales como este llenen pabellones. Quizá no todo está perdido para la música…

Texto:Kike Paz
Foto:Bandalismo.net

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