THE NEW RAEMON – “TINIEBLAS, POR FIN”

Ramón Rodriguez nos presenta su cuarta referencia Tinieblas, por fin editada esta vez por Marxophone aunque con el grueso de su equipo habitual. Nueva entrega en apenas un año con lo que esto supone. ¿Canciones que adquieren su plenitud a medio-largo plazo o una rápida selección de posibles caras b para su anterior Libre Asociación?. Tratándose de un artista tan prolífico quizás ninguna de las dos posiciones sea del todo acertada. Aunque a todas vistas esta nueva colección de canciones pone al descubierto la eterna dicotomía entre incontinencia creativa par algunos y la paciente espera que exige cualquier obra para muchos otros. Abren “Risas enlatadas” y “ Tinieblas, por fin” deconstruyendo ritmos cuaternarios sin apenas darnos cuenta hasta profundizar en la escucha varias ocasiones, dando a relucir el gran trabajo de Victor García a la batería, mientras que, a pesar de la redundancia, lo largo se hace largo y lo corto muy corto. Sensación que se repite en mas de un fragmento del álbum. “Galatea” sirve para realzar los metales que Ramón se ha agenciado para el disco y sirve de introducción a lo mejor de éste “ La ofensa”, con, por supuesto sus personales líneas de tres palabras por verso, pero siempre crudas y cabronas.

En menos que canta un gallo estamos a la mitad de la grabación (su duración total no supera por mucho la media hora) topándonos con “Casa Abandonada” ahora echando mano de cuerda frotada y la muy palpable colaboración de su protegida María Rodés. Tras esta, “Centinela” recordando la frescura de sus primer A propósito de Garfunkel o “Marathon man” cuyo bajo distorsionado vuelve a oscurecer y enfriar el discurso como bien reza su texto –La estampa de quien se sabe triunfador/…/de camino al matadero/…/Frio, a veces lo soy-

Cierra el disco “Grupo de danza epiléptica”, bonito presagio del final que marca “Devoción”, coda de siete minutos y oda al inexorable paso del tiempo que encajaría a hueso en cualquiera de los antiguos filmes de Tim Burton.

Ramón Rodríguez en estas nueve nuevas percepciones de su humorísticamente ácido subconsciente nos lanza un no demasiado novedoso cebo . Eso si, como del que se sabe necesario, haciendo que deseemos mas y lo mas pronto posible.

Miguel Á.Ortiz

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