Todo hacía presagiar que la llegada del zaragozano a la Ciudad Imperial iba a ser memorable. A pesar de no ser la primera vez que Bigott pasaba por estas tierras, la acogida fue impresionante, con una afluencia de público más que respetable para ser un jueves y en Toledo (los que vivis aqui, sabéis a lo que me refiero).  Para la ocasión se eligió el trío como formación, acertada elección dadas las caracteristicas de la sala.

Fue salir a la palestra y tener al público conquistado, y no por hablar, pues prácticamente no cruzó ni una sola palabra con el respetable, sino a base de buenas canciones de esas que frecuentan su discografía. Tras una ruidosa intro, dieron paso a su folk impoluto y temas como “Algora Campeón”, “Le Petit Marien”, “My my Love”, y un largo etcétera que entre cambio de ritmo, bailes imposibles y emotividad máxima nos tuvo engatusados. Las canciones se fueron sucediendo casi sin tregua hasta llegar a “She is My Man”, tras la cual bajista y batería desaparecen del escenario para dejar a Bigott deleitarnos con una bonita tonadilla, algo así como un parón para volver con unos bises de grandes temas (memorable esa “Dead Mum Walking” con guiño a los Doors) y terminar con la esperada “Cannibal Dinner”, coreografía incluida. Noche mágica y necesaria en estos tiempos.

Alfonso Sanguino