PANCHO VARONA: MÁS DE CIEN VERDADES

Despistado por si se trataba de un montón de conversaciones entre Pancho Varona y una centena compañeros de profesión llegó a mis manos “Más de cien verdades”. Al final resultó que dichas tribulaciones concernientes a la música a pié de barra, sí, esas de las que nuestras pacientes novias huyen despavoridas, se reducían a un monólogo de nuestro protagonista frente a la grabadora de Juan P. Holguera (Guitarrista de Adrede). Hubiera sido más bonito tal como yo lo deseaba.

Tras el bajón inicial y a una lista de canciones por todos bien conocidas a las que se hace referencia como incluidas en sus reflexiones, sientes la tentación de que los veinte pavos han sido invertidos en vano.

Gracias a Dios, y a la mierda de película que estaban echando por la tv, mis ojos devoraron las 45.575 palabras con devoción cristiana en un par de horas.

Una lectura amena tanto para viejos rockeros como para poco iniciados, los cuales pueden encontrar referencias a grupos de la más rabiosa actualidad como Vetusta Morla, Love of Lesbian, Zahara o Pereza. Sí, suena un poco raro viniendo de un genuino cincuentón, pero es que entre otras cosas su hija Irene, que apenas sobrepasa la mayoría de edad, le mantiene al tanto de por donde va el nuevo mainstream.

Pasando un poco de todas las batallitas sin o con Sabina desde tiempos de la mili podemos disfrutar con un melómano empedernido, un tipo sencillo y humilde que en ningún momento hace alarde de su posición, mas bien al contrario. Mi vecino del primero sólo toca “Smoke on the water” non-stop y se podría suicidar desde su propio ego.

Pancho añora los tiempos en los que todo le sorprendía, la Gran Vía se colapsaba a las cinco de la mañana, las restricciones eran mínimas y todo el mundo consumía música como si de una religión se tratara, poniendo a parir esta muy actual manía de acumular miles de canciones que nunca vas a oír frente a atesorar discos y desmenuzarlos durante semanas. ¿Os suena?

“Mi hija no toca ni uno de mi colección, tampoco los libros que yo considero esenciales” –confiesa-.

Ni que decir tiene que para cualquier “sabinero” esta primera edición es de obligada lectura. Además de los cientos de referencias al maestro, éste incluye unos sonetos de lo mas graciosos a modo de prólogo y bastantes dibujitos entre capítulos.

No es mi caso, y me ciño a la opinión meramente ética y estética que Pancho tiene de la música, la industria y sobre todo del talento en contraposición a los pobrecitos aspirantes al stardom, de los cuales se queja diplomáticamente por ametrallarle maquetas todo el día. Así como, vuelvo a insistir, de la humildad, entrega y dedicación que exige la profesión, recordando grupos y solistas sumidos en el olvido para la masa pero en primera fila para cualquier lector de esta web. Sobrinus, Vainica doble, Krahe o Quique González (según él, único genio actual) pululan por estas páginas en su justa medida.

Una preciosa portada de Jazmín Varela remata esta bonita edición numerada de la cual se puede extraer la esencia de uno de los mas ilustres músicos nacionales, aunque él lo niegue. Pero sobre todo una lección de pasión por las canciones. Las canciones.

 

Puedes encontrar las canciones referentes a este libro en Spotify buscando “masdecienverdadesbso” en la plataforma. ¿Qué pensará Pancho sobre esto?. -¡Cómprate los discos cojones!-

Miguel O. Rutina

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